Reflexión en un tren

Hoy estoy de viaje, cada día me sorprende lo poco que mira la gente por la ventana, nos dan tablets, periódicos, nos oscurecen las ventanas, y de repente, te encuentras que eres la única, que aúnque a hecho este viaje cientos de veces, quiere mirar por la ventana:

Se ve  el cielo azul por encima de las nubes y debajo de las nubes montañas nevadas y campos verdes y las vías del tren




Ver los paisajes, la niebla descendiendo por la montaña, los picos nevados, el sol haciendo brillar las gotas en el verde del campo.

Ver las vaquitas pastando, sorprenderse al ver esa ave sobrevolar un bosque, o esa casita perdida en el monte.

Hay que relajarse y aburrirse


Vivimos a prisa, nos llenamos de actividades, y ya no hacemos algo tan sencillo como mirar por la ventana en los viajes.

Hay que enseñar a los niños a mirar por la venta a seguir sorprendiendose y maravillandose con el mundo que nos rodea, y la manera es dando ejemplo.

Más ejemplo y menos decir haz lo que digo no que lo hago


Venía un señor comiendo una manzana, y aunque llevo un plátano, me sorprendió, me di cuenta de lo extraño que es ver a alguien comiendo fruta en los viajes.

Es otra cosa en la que tenemos que dar ejemplo, nos obsesionamos con que los niños coman sus cinco raciones de fruta, cuando muchos no llegan a una. Hace poco me decía el aprendiz a frutero que el apenas las comía, que había empezado con el nuevo trabajo, y que había muchas de las frutas y verduras que no conocía.

En serio, vivimos demasiado a prisa, sabemos mucho pero no escuchamos, sabemos que hay que aburrirse, que hay que disfrutar del paisaje, que hay que comer fruta, y queremos que los niños lo hagan, mientras nosotros no. Y asi, no se puede, se harán mayores y dirán esto debe molar más, es lo que hacen los mayores .


Postdata: hay gente que trabaja en tren o autobús, quién se pone al día, quién se marea y quién necesita descansar, solo digo que de tanta gente que viaja es sorprendente que apenas puedes contar con los dedos quiqu mira al paisaje.