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Por eso es bueno que participen en la cocina, y descubran que un tomate machacado es parte de la salsa, que si lo cortas en dos se ve así, o en trozos así.
Otro ejemplo de la importancia de participar en la preparación de la comida es la cebolla, que es tan diferente una vez que la cortamos, y las sensaciones que produce al partirla, incomodas pero para un bebé, son todo un mundo nuevo.
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Me contaron una anécdota, en un comedor escolar la encargada se encontró que cuando les dijo a sus alumnos que iban a comer guisantes no sabían lo que eran. Si lo pensamos, guisantes lleva el cocido madrileño, lleva el arroz tres delicias, guisantes con jamón es un acompañamiento típico, esos niños no es que nunca hubieran visto un guisante, o no lo comieran, es que nadie les dijo que las bolitas verdes, eran guisantes.
Cuando servimos un plato, no recitamos la lista de ingredientes, nos limitamos como mucho a decir: Hoy comemos gazpacho. Y un niño pequeño, no nos va a preguntar que lleva y si lo hace, le decimos tomate. Y ya descubrirá que lleva pepino, ajo, pimiento, pan y que ese tomate es la fruta, no una cosa misteriosa que se llama igual.
Con la cocina se practican y adquieren muchas habilidades motoras, que necesitaran para la escritura por ejemplo, forma parte de la cultura e historia que nos rodea, el lenguaje y las matemáticas también están muy presentes, y aparte forma parte de lo que se conoce como vida practica, esas actividades que realizamos a diario a lo largo de nuestra vida.